miércoles, 11 de febrero de 2009

La tentasión llevaba tacones altos (2)

De pronto, mis pensamientos quedaron interrumpidos por una visión que me dejó con la lengüeta fuera.

Envueltos en un halo de glamour, un par de botines de tacón alto se hallaban a mi lado sin apenas haber reparado en mi.
Eran la bellesa sapatificada.
Eran de un color negro rutilante -¿charol, quisás?- y remachados con diminuta pedrería que destellaba con la lus de las farolas y de la marquesina del sine a cada uno de los suaves movimientos que hasían, con una elegansia que paresía fuera de lugar, una cadensia distinta a cualquiera de los objetos en movimiento que nos rodeaban, como si el tiempo y el espasio hubiesen reservado un hueco sólo para albergar esa sensual forma de moverse.

Quedé impresionado.
Sólo faltaba saber si eran, además de bellos, perfectos.
Así que osé alargar uno de mis cordones y rosar suavemente su empeine, deseando descubrir que no eran de polipiel.
El tacto consistente y elástico de su revestimiento me convensió. Auténtica piel de porsino.
Se me erisaron los prespuntes al contacto de mis cordones mojados por la lluvia con la perfecsión hecha sapato.

Hasta mi hermano derecho, que nunca solía desir nada, rompió su silensio para desir:

-Joer, tio, están buenos, eh? A ver si esta noche triunfamos, y catamos tacón de una ves!

Siempre me irritaron los modales de mi hermano derecho. Si hubiese sabido que esa era la última noche que pasaríamos juntos, quisá se hubiese guardado su comentario.

Una ves en el sine inisié mi asercamiento, aprovechando que el canelo tenía la horrible costumbre de descalsarse tan pronto como se sentaba en la butaca, lo cual me dejó una libertad de movimientos que me vino al dedillo.
presenté mis disculpas por el comentario de mi hermano derecho, que fueron aseptadas puesto que ya que teníamos que compartir una noche, mejor que fuese en pas y armonía.

De pronto, mientras charlábamos me asaltó un pensamiento que me horrorisó.
Me pregunté qué penetrasión tendrían esos taconasos en la carne de los portadores de pieses.
Me sentía tan estraño... jamás había tenido semejante pensamiento hasia mi portador de pieses, por canelo que fuese.
Pero por alguna rasón la idea se fue afiansando en mi cabesa y no me abandonó por el resto de la velada.
Una velada que resultó ser más movida de lo que hubiese sospechado, y en una connotasión radicalmente distinta.

5 comentarios:

  1. ¿y cual era esa connotasión radicalmente distinta?

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  2. eso, amigo, es carnasa para el terser capítulo.

    Ah, y desde luego tenga en cuenta que el ser un amante de los pieses no le redimirá.

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  3. A ver que te parese esto, sapatón:

    http://comicsalvajes.blogspot.com/

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  4. gracias a peter por la publi y gracias sapaton por tus escritos, solo espero que cuando me mates a patadas no me des en la cara... ni en los webos.. por otro lado se me ocurre que se podria hacer una tira grafica de zapatos.. te atreves a guionizar???

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  5. Peter, el blog de linimento está estupendo (lo cual no será óbise para que tenga un destino cruel y doloroso)

    Linimento, estoy estudiando el modo de conseguir la tracsión nesesaria para asasinar a patadas sin la ayuda de los pieses.
    Cuando lo consiga no os va a salvar ni siquiera tu nick.
    De momento, seguiré usando mis conosidas técnicas de asasinato: Asfisia tósica y astrangulamiento por cordón.

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