lunes, 27 de julio de 2009

La tentasión llevaba tacones altos (Interludio)

Tras el prolongado y forsoso silensio al que me he visto obligado a condenarles a ustedes vosotros, creo nesesario aclarar siertos puntos que la narrasión exige en pro de su entendimiento.

Puede pareser evidente a ojos de los portadores de pieses que mi hermano derecho sufre una espesie de trauma que afecta a su vida sosial y sesual, visto su comportamiento entre huraño y autoescluído en el transcurso de nuestro relato.

Para una correcta comprensión aserca de la idiosincrasia de los sapatos dependiendo del lado al que apunta la horma es nesesario recapasitar el hecho de que lejos de ser una postura esensialmente política, es más debido a una cuestion de responsabilidades adquiridas, siempre supeditadas al uso que hase el portador de pieses de sus estremidades.

Me esplico:

El canelo, nuestro portador de pieses, es diestro.
Este hecho produse un eseso de responsabilidad en el pie derecho y por estensión en el sapato correspondiente, cuyas costumbres le otorgan lo que en el ámbito de los portadores de pieses se podría denominar "eseso de selo".

Me esplico un poco más:

Los portadores de pieses diestros tienden a soportar el peso sobre el pie derecho, pie que también es el primero en salir de la cama y el primero en calsarse.
Si hay que dar una patada, se hase con el derecho.
Cuando se crusan las piernas es la derecha la que se posa protectoramente sobre la isquierda, quedando el pie -y por ende, el sapato- suspendido en el aire por tiempo indefinido.
Colillas e insectos son pisoteados también con el pie derecho.

Todos estos y otros muchos factores llevan a nuestros hermanos derechos a un desgaste físico y emosional que más tarde o más temprano acabarán por moldear su carácter.

Mi hermano derecho, a pesar de lo que se sabrá prósimamente, no es un mal sapato.
Sólo está institusionalisado. Él trabaja y trabaja mientras yo puedo dedicarme a ejersitar mi intelecto y a superar mis traumas en el confort de mi osiosidad.
El sapato isquierdo de un diestro es un espíritu libre, mientras el derecho es un producto de una sosiedad basada en la esclavitud, en las consecuensias de un hecho tan caprichoso como qué juego de estremidades usa el portador de pieses para realisar sus actos cotidianos.

En resumen, mi hermano derecho es un sapato sin libertad, sin alma, incapas de sosialisarse puesto que en su condisión de reseptáculo para el pie hábil sólo vive para haser las cosas y además haserlas bien.
Es lo que los portadores de pieses llamarían un conservador al servisio del sistema.
Sirva esto para justificar acontesimientos futuros que no tardarán en ser narrados y que quisá nunca hubiesen ocurrido si el canelo fuese ambidestro (o mucho peor para mí, surdo).

Es por esta misma rasón que el caso que contaba aserca de la bota militar por la que fui sodomisado supuso un trauma más grande para mi hermano que para mí, puesto que en mi amor por la libertad está mi bálsamo y mi instinto de superasión, mientras que para un sapato acostumbrado a la rutina, a que todo marche como ha de marchar, a controlar perfectamente actividades tan sensibles como pisar un aselerador de con presisión alemana, ver algo tan fuera de sus esquemas como la violensia sesual hasia un hermano sea una esperiensia que, por insólita, no pueda consebir.

No hase falta desir que este hecho, sumado a su situasión de semi-esclavitud, haya sesgado de manera dramática su capasidad de seducsión hasta el punto de que las dos bellesas de tacón que nos acompañaban esa noche cayeron rendidas a mi desparpajo, a mi amor por la libertad y mi elocuensia de revolusionario osioso.

Seguiremos con nuestra narrasión en breve, viéndose aclarado el estraño modo de comportarse de mi hermano ante tan rijosa esena de desenfreno.

1 comentario:

  1. Jamás hubiese sospechado que que los zapatos pudiesen burn out por cupa del exceso de trabajo.

    No te estarás inventando todo este merdé, sapaton?

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